Juan Carlos Garvayo. El pianista Marengo

Conocí a Juan Carlos Garvayo en el Auditorio Manuel de Falla de la mano de nuestra querida Mariola Cantarero en Octubre de 2020. Ambos participaban en el concierto “Los caminos del amor” y lo cierto es que la actuación de ambos fue espectacular. 

Fue Mariola, la que me descubrió a este gran pianista. Desconocía de donde era oriundo y cuál fue mi sorpresa cuando me comentó que era de Granada y que además era la primera vez que actuaban juntos. 

Volvería a Granada en Navidad a un homenaje que se le hacía a Enrique  Morente junto a La Moneta y no me lo pensé dos veces. No podía perder la oportunidad de poder charlar  con él, así que quedamos en desayunar juntos dos días después.

El Maestro Garvayo es un maravilloso y versátil pianista de Motril (Granada) aunque reside en Madrid y como todos los grandes artistas, cuenta con múltiples e importantes premios nacionales e internacionales como es el Premio Nacional de Música junto al Trío Arbós del que es fundador. Siempre solemos decir que nadie es profeta en su tierra… No es el caso, pues recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Motril. También es Hijo Predilecto de la provincia de Granada y recientemente, el Centro de Desarrollo Turístico de Motril ha pasado a llamarse Auditorio Juan Carlos Garvayo”.

Desde 2008 está al frente del bonito proyecto, “Festival Música Sur”, un festival que nació para conmemorar el centenario del Puerto de Motril y que se ha consolidado desde que surgió,  donde la música se entiende en estado puro, contando en cada edición con grandes artistas de la música clásica, el jazz, el flamenco… 

Se celebra anualmente coincidiendo con la última semana de septiembre, así que esperaremos a ver el cartel de la próxima edición 2021 que seguro será espectacular. Estad muy atentos al 12 de julio, fecha en la que se presentará oficialmente.

Juan Carlos, salió de su tierra para abrirse camino en la música, aunque en su caso diría que dejó Motril, se montó en su velero, agarró fuertemente el timón y cruzó el Atlántico. Se considera muy marengo, pues cada vez que vuelve a Motril se reencuentra consigo mismo y es que quizás él sea como el mar: Intenso y profundo. 

Siente una vinculación emocional y directa con su tierra. Cabos, escotas y drizas sentimentales, los grandes enlaces del ser humano por excelencia: su infancia, su relación con sus padres, su gente y sus experiencias. 

Eso siempre perdura y lo tiene muy presente.

Sus inicios tienen más que ver con el arte que con la música ya que en su familia no había tradición musical pero sí artística, y es que su tío abuelo Manolo Garvayo, fue un reconocido pintor contemporáneo al que le tenía un gran cariño y admiración. Su tío era para él su referente y un modelo a seguir. Su madre viendo los deseos de Juan Carlos, lo llevó a la escuela de artes y oficios de Motril pero lo rechazaron porque era muy pequeño para comenzar así que su madre lo apuntó a la Escuela de Música; pensó que era lo más parecido y desde luego acertó de pleno. 

Empezó a la edad de 11 años como alumno libre en el conservatorio y en cuanto tuvo contacto con la música, algo despertó en él, supo que era lo suyo y que quería dedicarse a ello. Esa sensación que tuvo desde niño fue creciendo tanto que cuando tuvo oportunidad, no lo dudó un segundo y aprovechó las clases magistrales de un profesor de piano para dar el salto y marcharse fuera, cruzar el charco y  llegar a Estados Unidos. 

Le dieron una beca de la Junta de Andalucía pero ya sabemos lo que pasa con estas “maravillosas becas” quedan preciosas en el papel pero la verdad es que económicamente no prestan mucha ayuda, de hecho no pagaba ni un tercio de la matrícula, pero Garvayo se lo planteó como un reto y su cabezonería le hizo salir adelante. Sin hablar un ápice de inglés se fue a Nueva York, pero también hay que decir que tuvo mucho apoyo por parte de su profesor que le ayudó a instalarse y a realizar la matrícula porque además, las audiciones habían sido ya y estaba fuera de plazo, pero he aquí una muestra de cómo funciona la burocracia en Estados Unidos. Vieron que el chavalito tocaba bien y tenía actitudes, entonces, ¿por qué iban a cerrarle las puertas a alguien que tiene talento? 

Después se trasladó a Viena y acabó en Madrid, en la Escuela Reina Sofía donde fundó el Trio Arbós; un trío que comienza con tres chavales jóvenes que soñaban con hacer y dar a conocer la música de cámara.

Mi inquietud por el nombre del trío era más que evidente así que me contó el porqué y, disculpad que hago un inciso con respecto a la música de cámara para aquellos que anden algo perdidos. Es la música que se compone de un número reducido de instrumentos. No es como una orquesta y no hay director. Se llama así por los lugares pequeños en los que ensayaban los grupos de música durante la Edad Media y el Renacimiento. Al ser habitaciones pequeñas, se les llamaba cámaras, de hecho se interpretaba en los salones palaciegos de la aristocracia hasta que comenzó a difundirse en casas particulares, inducido quizás por el acceso de la burguesía a la música y porque una agrupación de cámara era bastante más económica que contratar a una orquesta.

Y se llama Arbós, por el músico Enrique Fernández Arbós, figura emblemática de la música española que al igual que Juan Carlos, tuvo que marcharse fuera de España. Fue un violinista que perfeccionó sus estudios en Bruselas y Berlín llegando a ser concertino en la Filarmónica de Nueva York. A su regreso, vuelve  con el deseo de construir algo musicalmente hablando, fundando el cuarteto Arbós y la Orquesta Sinfónica de Madrid (la actual) que es además la titular del Teatro Real. 

Arbós, fue una de esas figuras musicales que ha creado escuela a todos los niveles y conociendo ya de lleno su historia, se perciben muchas similitudes con Juan Carlos.

Como formación musical, el Trío Arbós, ha grabado más de 40 discos desarrollando un gran trabajo en cuanto a recuperación del patrimonio musical, además de componer y realizar muchas otras obras con diferentes compositores actuales.

Se considera músico, y punto, pero gran humildad la suya pues Juan Carlos es mucho más. Es una persona apasionante que no deja de sorprender por lo multidisciplinar que es. Ha escrito varios libros de poesía, en breve publicará el próximo  y compone todo tipo de obras musicales.

Le encanta el flamenco y es una de esas personas a las que les gusta fusionar, mezclar, y engranar este tipo de género musical con la música clásica. Esto lo inició Enrique Morente que era un experimentador nato; al principio lo criticaban mucho pero ahora todo el mundo es “Morentiano”.

Sorprende cuando le conoces, porque su cabeza está creando todo el tiempo, de hecho mientras llegaba a nuestra cita venía pensando en una granaína: cante con copla de cinco versos octosílabos, que además he podido escuchar en primicia, de la artista onubense Sandra Carrasco a la que le une una bonita amistad. La unión de ambos instrumentos, la voz de Carrasco y el piano de Garvayo es absolutamente fantástica.

Así dice la granaína:

El secreto de tu rosa
late en mí sin conocerlo
es de agua, de aire, y de fuego 
mi cante busca la llave
yo por ti muero.

Actualmente compagina todo esto como Catedrático de música de cámara en el Real Conservatorio Superior de Madrid donde imparte música de cámara, que es su gran pasión.

Vive en el campo desde que llegó a Madrid en el año 95 porque no soporta el bullicio diario de la ciudad. Esto le permite disfrutar de la capital sólo cuando lo desea, sin preocuparse así del estrés que la urbe normalmente le genera.

Le gusta la gastronomía y todo lo que tenga que ver con Motril y se considera un amante de los vinos de Jerez, tanto es así que su aperitivo perfecto puede ser una copita de un buen oloroso o una manzanilla.

La conexión con Granada siempre le viene a través de la poesía de Rafael Guillén, Antonio Carvajal y los poemas de Javier Egea en el Paseo de los Tristes. Todos son grandes poetas granadinos de distintas épocas que le hacen sentir la ciudad con especiales connotaciones.

Y con Motril, su origen, una comunión mística…

No le quedan sueños por cumplir, sólo desea vivir con paz y tranquilidad. La verdad es, me confiesa, que le gusta soñar con tener un barco y poder dedicarse a navegar, porque es en esa soledad donde se encuentra a sí mismo.

Un personaje notable en todos los sentidos, todo un regalo haber pasado la mañana con este marengo: Divertido, ocurrente, simpático, inteligente pero sobre todo una gran persona y una figura de la música que no podéis dejar de conocer.

No os lo perdáis el 15 de julio en Los Festivales de Música y Danza de Granada y en Septiembre en Festival Música Sur.

Gracias Juan Carlos.

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